martes, 20 de noviembre de 2012

La flor roja


En uno de los más hermosos jardines que se pueda imaginar, vivía la más linda de las flores rojas que se haya visto. Esta flor increíble estaba sembrada en el centro del jardín y estaba rodeada por un pasto tan verde y bien cortado, que más bien parecía una suave alfombra. También había arbustos de todos los tamaños y formas posibles.

Una flor tan especial sólo podía estar en las manos de un jardinero, trabajador y cuidadoso que todos los días con mucho amor la regara y la protegiera de plagas, bichos y las inclemencias del tiempo. El jardinero estaba locamente enamorado de tan bella flor.


Pero a pesar de ser tan amada y protegida, la hermosa flor roja se sentía triste. El jardín era hermoso y ella misma no podía ser más bella; pero estaba sola y no tenía ninguna flor amiga con la que pudiera conversar todos los días. Así que a pesar de recibir todos los cariños, la flor comenzó a verse menos luminosa y hermosa de lo que en realidad era.

Un día el jardinero le preguntó ¾Querida flor, ¿qué te sucede? Te encuentro un poco desmejorada. La flor le respondió ¾Amigo mío, se que eres muy bueno y que procuras que yo tenga lo mejor; pero cuando no estás conmigo me siento muy sola y desearía tener alguien como yo con quien platicar. Los árboles y las plantas que viven a mi alrededor son muy amables; pero en realidad nadie comprende las preocupaciones y sueños de una flor. ¾


El jardinero que tanto la amaba decidió ayudar a su pequeña flor y planeó darle una linda sorpresa. Por la noche sembraría alrededor de la flor roja todo clase de semillas que dieran flores de todos los colores del arco iris.

 
La flor roja no se dio cuenta cuando el jardinero llevó a cabo su plan porque se encontraba dormida en el momento que sembró las semillas. El jardinero siguió regando y consintiendo a su flor favorita como todos los días y así, un día por la mañana cuando la flor roja despertó de su sueño se encontró rodeada de las más hermosas flores que nadie jamás hubiera visto. La pequeña flor no podía creerlo y muy sorprendida les preguntó a sus nuevas compañeras: ¿Quiénes son ustedes?, ¿Cómo han llegado aquí? Las flores le contaron el plan del jardinero y la flor roja se sintió muy feliz de que se le hubiera ocurrido tan maravillosa idea. Y a partir de ese día nunca más se sintió sola, pues todas las mañanas tenía flores de miles colores con quien platicar y compartir sus penas y alegrías.
 

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